Empleo en Chile

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El empleo: una puerta entreabierta

La economía creció más de 6% y los cuprodólares inundan las arcas fiscales. Sin embargo, el desempleo no se movió el primer trimestre, sigue en el 7,9% que tenía a igual fecha de 2005A ojos expertos: la normativa chilena busca tejer una gruesa malla de protección para quienes entraron al mercado. Pero poco o nada hace por incentivar la contratación de los cesantes.
Ninguna herramienta saca de la pobreza como el empleo productivo. Pero algo no cuadra. En un año Chile creció sobre 6%, recibió la energizante inyección de los cuprodólares, quintuplicó la regla del superávit estructural, y el desempleo siguió donde mismo: 7,9% promedio a nivel nacional en el trimestre enero-marzo, comparado con igual período de 2005. Estancado, frenando la leve tendencia a la baja de los años anteriores en igual lapso: en 2003 fue de 8,2% y en 2004, 8,1%.Lo bueno: la mayoría de los 220 mil puestos creados fue formal, según el INE. Y si no se notó en la tasa final promedio, explican, es porque muchas más personas salieron a buscar trabajo, como sucede cuando la economía va bien. La fuerza de trabajo, de acuerdo a cifras del INE, pasó de 6.139.490 personas en enero-marzo de 2004 a 6.335.270 en 2005 y 6.534.160 este año. Unas 200 mil personas más cada año, casi lo mismo que los nuevos puestos generados y que, a ojos de Joseph Ramos, decano de Economía de la U. de Chile, no son pocos. Explica:"Para que la economía crezca 6%, necesita un 6% más de todo, incluyendo mano de obra. Pero como la productividad sube entre 2, y 2,5% anual, el empleo debe aumentar 3,5% a 4%, es decir, entre 200 mil y 240 mil puestos".El subterfugioQue más gente salga a trabajar es una forma de explicar el estancamiento. Hay otras que no son ni incompatibles ni excluyentes. Lo que pasa en el mercado laboral es resultado de una mezcla, algo así como la "anti-receta", que se fue armando a medida que, por un lado, el mundo político buscó proteger de abusos al trabajador y, por otro, los empleadores idearon formas para protegerse de eso.En la mecánica, los grandes perjudicados han sido quienes tienen menos recursos. Harald Beyer, del CEP, dice que entre los 25 y 50 años, en el quintil más bajo trabaja el 40%, mientras en el más alto lo hace el 83%. Los jóvenes, con un desempleo tres veces mayor, y las personas menos calificadas han ido quedando al margen, al revés de lo sucedido en 1996-97, agrega, cuando había pleno empleo, con tasas que bajaron incluso al 5,2%.Hoy los más vulnerables son los jóvenes y las mujeres, para quienes el Gobierno diseñó incentivos que los ayuden a obtener una ocupación.A la hora de crear puestos, Beyer sostiene que ayudaría bajar el salario mínimo y tener flexibilidad, en lugar de leyes que encarecen y entraban la contratación. Es decir, el camino recorrido en los gobiernos concertacionistas ."Si ponen trabas, el empresario se adecua", coinciden economistas, asesores laborales, expertos de organismos internacionales.Con ciclos económicos cada vez más cortos, sin clientes cautivos, las empresas están en una dinámica que exige empleos estables pero flexibles, que no se compatibilizan con normas rígidas. Si se las ponen, sustituyen la mano de obra.En Quellón, en una planta salmonera había cupo para 200 personas, pero, cuenta un abogado de la empresa, los trabajadores empezaron a presionar. La planta se automatizó. Perdieron los trabajadores.A este lado, los que dicen que las normas entraban la creación de empleos. Al otro, quienes consideran "impresentable" no proteger las condiciones de trabajo. Se vieron varios rounds en el Congreso a raíz del proyecto de subcontratación. Transversalmente, en teoría, había acuerdo en legislar. Sin embargo, definiciones como la de empresa -el riesgo de que la forma en que se redactó lleve, por ejemplo, a negociaciones colectivas por holding- sellaron las diferencias, según Álvaro Pizarro, asesor laboral de Sofofa.Cuenta Huberto Berg, director de Berg Consultores: "Lo de la subcontratación se venía discutiendo hace mucho. Hubo dos años o más en que los empresarios pudieron haber hecho propuestas, pero no lo hicieron. Si se tomara en serio el tema, habría que parar el proyecto".En eso coincide Pizarro, que cree que el Gobierno no soluciona el problema porque no se da cuenta de cuál es. "No están convencidos, sino que vencidos del sistema económico".El ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, lo refuta: "El Gobierno está convencido del modelo que ha permitido crecer al 5,9% promedio en los últimos 16 años y, asimismo, compatibilizar el crecimiento con la noción de trabajo decente suscrito junto con la OIT".Este tipo de empleo, agrega, "implica no sólo reducir la pobreza, sino también sentar las bases previas para crecimiento futuro. La tendencia nacional es aumentar los ocupados asalariados que superan el 66% y disminuir los por cuenta propia, que bordean el 25%".Buena parte del problema hoy alcanza a las pequeñas y medianas empresas, responsables de más del 70% del trabajo. Para ayudarlas, propone Cristián Larroulet, de Libertad y Desarrollo, se podría extender a las pymes el artículo 14 bis de la ley de rentas que hoy beneficia a la microempresa: permite tributar por utilidades retiradas, lo que facilita el financiamiento por caja.No rigidizar el marco laboral no significa no sancionar el abuso, dicen asesores laborales como Berg y Pizarro.Y Fabio Bertranou y Andrés Marinakis, expertos de la OIT, aseguran que el mercado nacional "tiene una serie de deficiencias importantes para satisfacer un trabajo decente", como la subcontratación, y que un marco normativo claro "es el camino que se debe tomar para una inserción sólida en un mundo globalizado".¿Atornillando al revés?Pero el asunto es todavía más complejo. El profesor de la U.Católica Claudio Sapelli, recuerda que Europa tiene fama por su mercado rígido y el desempleo hace rato bordea el 10%. "No genera tanto problema social porque el sistema de protección da amplia cobertura". En EE.UU., en cambio, la flexibilidad es total. Se despide en cualquier minuto, se cobra el seguro y en corto lapso se encuentra otro trabajo.Acá ni lo uno ni lo otro. Y la protección a veces se distorsiona. Para los jóvenes -con 17,3% de cesantía-, el Gobierno financiará la mitad del salario mínimo durante un año, pagando además un bono de capacitación anual al empleador de $50 mil.Se trata de un "incentivo en la dirección correcta", según los expertos de OIT, "una política típicamente compensatoria de las desigualdades que persisten". Pero también puede ser el reconocimiento de que "algo se ha hecho mal", como dice Sapelli.O la evidencia del círculo pernicioso: se ponen restricciones para despedir y luego para contrarrestar, inventan un subsidio de contratación.Eso, sin contar que la principal barrera de los jóvenes es su educación. "Algunos dicen que los empresarios los discriminan, yo creo que el gran discriminador es el Estado". Primero los educa mal y luego no suple esa deficiencia a través de una correcta capacitación.La OIT revela que según un reciente trabajo del Sence y la U. de Chile, los beneficiarios de la capacitación son trabajadores formales, principalmente de grandes empresas; es decir, aquellos con mejores condiciones de empleo y educación. No los más pobres y necesitados de entrenamiento.Una cosa parece clara a ojos expertos: tal como está, la normativa chilena va destinada a tejer una gruesa malla de protección para quienes entraron al mercado. Pero poco o nada hace por incentivar a que ese grupo crezca.¿Quién trabaja por los que tienen menos y están cesantes?Ayer en Claves* Uno de cada cinco chilenos vive con un ingreso per cápita mensual inferior a $43.712 pesos en la ciudad, y menos de $21.856 en el campo. Durante la administración de Lagos, entre 2000 y 2003 se estancó la tendencia a reducir la población que vivía en condiciones paupérrimas, cuando cayó el crecimiento económico a 3%. Y aunque la próxima Casen 2006, en noviembre, exhiba un repunte, ya no se cumplieron las metas de crecer al 7%, derrotar la pobreza y ser en 2010 un país desarrollado.¿Por qué a pesar del crecimiento, sigue alto el desempleo?Osvaldo Andrade, ministro del Trabajo"El 7,9% de desempleo constituye una tasa relativamente baja en relación a periodos anteriores. La tasa ha venido bajando sostenidamente desde 1999. Que no haya bajado aún más en los últimos trimestres se debe a dos factores: la fuerza laboral también ha crecido fuerte y se está reemplazando empleo de baja calidad relativa por empleos más permanentes"."Algunos retos de este gobierno para enfrentar el desempleo obedecen a la adopción de políticas en favor de los más pobres. La pobreza está estrictamente vinculada a problemas de inserción laboral, generalmente asociados a salarios muy bajos y malas condiciones de trabajo. De este modo, las políticas en favor de asegurar un trabajo decente significan crear oportunidades para que los sectores más desposeídos puedan obtener trabajo productivo y remunerado en condiciones de libertad, seguridad y dignidad".Pablo Longueira, senador UDI, Comisión del Trabajo"Se ha impuesto una visión política, no técnica. En este gobierno se instaló la necesidad de darle un sello más social, a diferencia del de Lagos, pero al final las buenas intenciones, en la práctica, consiguen objetivos contrarios. Como la concentración que se producirá entre las subcontratistas con el proyecto de ley que pone barreras de entrada. Van a desaparecer las empresas subcontratistas que no puedan competir con las grandes y eso contribuirá a la informalidad"."Los gobiernos de la Concertación han permitido abusos de empresarios inescrupulosos que han usado sistemas de contratistas y subcontratistas con el propósito de pagar menos o no cubrir los derechos previsionales. Como existía alta cesantía, producto en gran medida de leyes mal hechas, toleró los abusos para no generar y tener que admitir una mayor desocupación".Soledad Alvear, senadora DC, Comisión del Trabajo"No creo en estas visiones simplistas de que todo el desempleo que tenemos, a pesar del crecimiento económico, se deba a la regulación laboral. Es mirar las cosas desde un solo ángulo, algo miope. Estuvimos varios años en un punto bajo del ciclo y ahora que volvieron ritmos más acelerados, el desempleo ha disminuido. No con la rapidez que deseáramos, pero lo que existe es un rezago natural; en la recuperación primero se utilizan los stocks o capitales que estaban inmovilizados y, más tardíamente, se contrata mano de obra adicional"."En esto también juega un rol nuestra poco simétrica estructura económica: las micro y pequeñas empresas producen un 13% del PGB, pero generan un 70% del empleo. Las medianas y grandes empresas producen el 87% del PGB, pero generan un porcentaje muy pequeño de empleo. Este desequilibrio se expresa en abusos de posición monopólica y en pagos de facturas a las pymes en 90 e incluso 180 días".Pedro Muñoz, senador PS, Comisión del Trabajo"No comparto la apreciación de que el marco laboral afecta al nivel de empleo, pues parece entender que existe una opción insalvable entre tener mucho empleo precario, y mal remunerado, o tener trabajo decente, pero con más cesantía. Creo que en este punto es aplicable lo que Ffrench-Davis sostiene respecto del funcionamiento de la economía: la disyuntiva entre crecer o distribuir es falsa"."La experiencia de los gobiernos concertacionistas ha demostrado que, aún con las dificultades de los últimos años, es posible mantener el empleo en niveles aceptables y paralelamente avanzar decididamente en disminuir los abusos y mejorar las condiciones de trabajo. Hemos aprobado dos reformas bastante amplias, se ha incrementado el sueldo mínimo y disminuido la jornada de trabajo, se promovió una completa reforma a la judicatura y procedimientos laborales y, más aún, en plena crisis, se impulsó el seguro de desempleo".Mañana en Claves* No hay equidad sin una educación que dé oportunidades de trabajar y salir de la pobreza. La prioridad, sin embargo, no se refleja en el nombramiento del nuevo ministro y en el diagnóstico, que es definitivo y concluyente: después que cuatro promociones entraron y egresaron del colegio bajo gobiernos de la Concertación, la calidad no ha mejorado.
El Mercurio

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